Ricardo Jaime ya dio una muestra de que no estaría dispuesto a callarse sobre la corrupción en los años K cuando apuntó ayer (4/4) directamente a Julio De Vido y a Néstor y Cristina Kirchner, en la causa por la compra de material ferroviario obsoleto en 2008 y eso que se negó a responder preguntas del juez Julián Ercolini. Este martes (5/4) tiene dos nuevas indagatoria en Comodoro Py, una por presunto enriquecimiento ilícito y otra donde puede ser prendiendo el ventilador y complicar a los K: el expediente que lleva el juez SebastiánRamos por la comisión del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público al no haber renegociado los contratos de los ferrocarriles privatizados, lo que le dio a Jaime amplias facultades para manejar los fondos de Transporte. Allí quizás podría decir nuevamente que cumplía directivas del Poder Ejecutivo y de su superior, De Vido, como hizo ayer.
Con respecto a la causa por enriquecimiento, deberá comparecer ante el juez Sebastián Casanello. En esta causa Jaime ya fue procesado. Junto con el exsecretario declarará su hija Julieta Cecilia Jaime, quien está imputada como testaferro de su padre.
Ambos, según precisó el portel Infobae, declararán también ante el fiscal Carlos Rívolo por un bien que se descubrió el año pasado en la investigación por enriquecimiento ilícito. Julieta Jaime tenía una moto de agua a su nombre. Pero para la justicia ella es testaferro de su padre porque cuando adquirió ese bien y otros, no tenía ingresos que justificaran su incremento patrimonial. La hija de Jaime lo acompaña en Buenos Aires desde que llegó detenido por la Gendarmería.
Ayer (5/4), Jaime prestó declaración indagatoria durante más de dos horas ante el juez Ercolini. Y si bien se negó a responder preguntas hasta tomar contacto con el expediente, le dijo al magistrado que la responsabilidad sobre la política ferroviaria desde 2008 fue del ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido. En esa declaración también culpó a Néstor Kirchner por la compra de los vagones en mal estado.
Según declaró, los trenes que estaban "en mal estado" habían sido adquiridos "por idea de Néstor Kirchner para reducir los costos y darle trabajo a los talleres ferroviarios".
Y sentenció: "Cumplí directivas del Poder Ejecutivo, primero de Néstor Kirchner y después de Cristina Kirchner".