Horacio Verbitsky, en su web El Cohete a la Luna; y el diario Página/12, con una entrevista, realizaron aportes dominicales al escándalo Stornelli/D'Alessio (por el fiscal federal Carlos Stornelli y el ex asesor de Enarsa en días K, Marcelo D'Alessio).
Aquí fragmentos de los de H.V. (sorprende la mención al paquete accionario de la web Infobae y el posible cambio en una causa contra Julio De Vido):
"La extorsión al empresario rural Pedro Etchebest intentada en nombre del fiscal Carlos Stornelli por el agente de la DEA Marcelo D’Alessio, colaborador del ministerio de Seguridad y sobrino del escribano general de la Nación, es de una gravedad superlativa. Sin embargo, sus protagonistas se comportan como personajes de una comedia italiana de Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Nino Manfredi, Memo Carotenuto y/o Ugo Tognazzi. El viernes 8, como de costumbre en el diario Clarín, un anónimo vocero de la embajada de Estados Unidos negó toda relación de D’Alessio con cualquier organismo de ese país y con la propia representación diplomática. Clarín minimizó la cuestión, mencionando a este Cohete como “blog del periodista K” e Infobae llamándome “ex jefe de Inteligencia de Montoneros”. Son los dos medios que desde hace años presentan como el mayor experto en narcotráfico y terrorismo a D’Alessio, quien a su vez sostiene que el 50% de Infobae pertenece al montonero de negocios Mario Montoto.
(...) Entre las numerosas revelaciones que surgen de los audios reproducidos en la medianoche del jueves en una edición extra de El Cohete a la Luna hay una que pasó desapercibida: D’Alessio afirma que el gobierno nacional intervino desde el principio en la causa de los cuadernos del chofer grafómano. (...)
El fiscal Stornelli mostró una versión matinal, sorprendido por la publicación, que sólo atinó a desdeñar como parte de una “operación berreta” para apartarlo de la causa, y otra vespertina, ya mejor guionada. Admitió conocer a D’Alessio porque dijo que aportó información a la causa del Gas Natural Licuado adquirido a precios excesivos por ENARSA y que llevó al juzgado al último arrepentido, el gerente uruguayo de Pedevesa. Luego de lo cual dijo que no quería hablar del tema, lo cual era evidente (in re Lorenzino). Pero tampoco él explicó en carácter de qué D’Alessio intervino en esas causas, la primera de las cuales condujo a la detención de Julio De Vido y Roberto Baratta, tal como el sobrino del escribano presidencial le dijo a Etchebest en uno de los audios. Por la mañana el fiscal negó que D’Alessio hablara en su nombre. Por la noche, concedió que el denunciante Etchebest sonaba sincero y que D’Alessio pudo haber invocado su nombre. Esto refleja la abrumadora prueba acumulada que los obliga a elaborar un relato que la contemple. Stornelli guardó cauto silencio sobre la profusión de mensajes de texto intercambiados con D’Alessio, complementados por las afirmaciones del agente estadounidense en diálogos que Etchebest grabó. La captura de pantalla con la mención de Campillo, que D’Alessio le envió a Etchebest sería “un documento falso” , porque según el Stornelli vespertino Campillo nunca mencionó a Etchebest. Tal vez sí, tal vez no. Aquí el fiscal toca uno de los puntos más sensibles de la causa que investiga: junto con el doctor Glock no cumplen con la obligación legal de registrar en audio y video las declaraciones de los arrepentidos, de modo que pueden eliminar o agregar elementos a voluntad y sin control. Así, también es posible que la mención de Campillo a Etchebest haya sido un borrador, condicionado al pago del rescate solicitado al productor. El sistema de consulta de expedientes implantado por Stornelli y Glock impide verificarlo, porque los abogados sólo tienen acceso a algunas fojas, de modo que si hay algo inconveniente puede ser destruido. Los que pueden saberlo son los periodistas con acceso privilegiado, pero no lo dirán porque son parte integral de la operación. (...)".
"(...) –D’Alessio dijo públicamente, en algunas entrevistas, que fue usted quién lo contactó a él.
–No es así, él me mandó un mensaje el 28 de diciembre a las 14 horas. Hacía más de dos años que no lo veía ni tenía contacto con él. Yo me estaba preparando para viajar a ver a mis nietos. Me manda un mensaje que dice algo así como “Buen año Pedro, Dios te ha puesto en mi camino estoy en el lugar indicado”, ese era el concepto. Todo esto está en los whatsapp que entregué a la justicia. A partir de ahí empieza el calvario, cuando me dice “tema Campillo” (por Juan Manuel Campillo, ex funcionario de la Oficina Nacional de Control Agropecuario, que se convirtió en arrepentido en causa de los cuadernos). Le pregunto si lo puedo llamar para entender de qué se trataba. Entonces me empieza a decir que Campillo me había involucrado en su declaración, porque quería salir de la cárcel. Que había dicho que yo trabajaba con él, y que era el cajero. Esa primera conversación no la grabé porque no tenía ni idea de qué se trataba.
–¿Pero usted conocía a Campillo?
–Lo conozco desde fines de 2016, antes de eso no lo había visto ni una vez. D’Alessio me estaba hablando de 2011. Decía que me involucraba a mí. ‘Yo te voy a sacar de ese expediente’, cosas así me decía. Me quería hacer creer que me estaba ayudando. Le dije que estaba sorprendido, sobre todo porque no tengo nada que ver con esa causa. Y me dice que no es una cuestión de ser responsable o no, sino que el hombre tenía que salir de la cárcel y a alguien tenía que acusar. Insisto en que es una farsa, una mentira. Me dice que, bueno, que esa así, la prueba diabólica o algo por el estilo. Esa fue la primera conversación. Ese día me contacté con mi abogado y le comenté la situación. Le muestro la foto de D’Alessio y me dice que es un extorsionador serial, que no le de bolilla pero que grabe todo lo que hablábamos. Me dijo que esa iba ser mi salvación.
–¿Y cómo es que usted tenía tanta confianza con D’Alessio, de dónde venía la relación?
–Lo conocí en 2013. Tomé un café con él por un amigo, cuando estaba en Enarsa. En 2014 cuando justo alquiló una oficina debajo de donde yo alquilaba la mía, en Alicia Moreau de justo 1150. El estaba en el segundo piso, yo en el cuarto. Me vuelvo a encontrar ahí con él, como vecinos. Nos empezamos a ver más. Cada tanto subía. Yo no sabía mucho de él ni de sus vínculos. Sí lo había visto en televisión, donde hablaba con grandilocuencia. Me llamaba la atención porque no me había dicho que sabía de seguridad y drogas. Lo tenía como un abogado común.
–¿En algún momento usted supuso que podían vincularlo con “los cuadernos”?
–Jamás, yo qué tengo que ver. Tengo un campo chico donde se producen frutas, frutas orgánicas en Sierra de los Padres.
–¿Y qué pasó después del primer llamado el 28 de diciembre?
–Desde entonces se comunicaba todos los días. Yo le contesto. Son muchos diálogos. Hasta el día 7 de enero, que viene Buenos aires. En toda esa conversación que teníamos había me fue coaccionado de manera sutil. Me fue metiendo miedo. A mí y a mi familia. Me decía: ‘Yo te voy a salvar, pero no te olvides de que esta persona te puede hacer mucho daño. Y te va a hacer responsable de algo que no hiciste’. Porque así opera, me insistía. ‘Yo te puedo cambiar por otra persona que este hombre tiene que entregar’, decía.
–¿Precisó cómo era la relación con Stornelli?
–Me decía que trabajaba con él, que el fiscal era su jefe. Tal es así que me mandaba las capturas de pantalla de lo que dialogaban. Pero lo que me quitó el sueño fue el día que me mandó una captura en la que él decía: “de este sujeto Pedro, yo me ocupo”. Que estaba bajo control de él. Hasta ese momento, para mí era todo una farsa. Que no debía ser verdad, que me querían sacar dinero. En un comienzo pensé que D’Alessio actuaba por su cuenta, pero después me convencí de que hablaba en nombre del fiscal Stornelli.
–¿Qué lo convenció, además de aquel mensaje?
–Quizá el viaje a Pinamar y algunos detalles que no puedo decir porque la causa está bajo secreto de sumario. Cuando me dice ‘vení conmigo que vamos a ir a ver a este hombre’ yo no le creía. Me dijo que me pagaba un remís hasta su casa, en el barrio Saint Thomas creo que es. De ahí partimos y tuvimos una conversación extensa durante todo el viaje. Para convencerme me había mandado la declaración de Campillo. Me dijo que íbamos a tener una reunión con él (Stornelli) y que iba poder certificar que lo que me decía era cierto.
–¿En qué consistió ese encuentro en Pinamar?
–Tampoco lo puedo detallar, pero declaré con lujo de detalles. Todo lo que dije fue real. Recurrí a la justicia porque es el último medio para que me sienta amparado. Es la primera vez que vivo una situación así. Si a mí o a mi familia nos pasa algo, los responsables son ellos. En este momento estoy viviendo una situación físicamente endeble, el estrés que estoy viviendo es por todo esto. Hace un tiempo tuve un ACV. No busqué yo esta situación. Y no tengo ninguna intención política. Con nadie. Ni económica ni de fama ni de nada. Soy un hombre de perfil bajo, soy una persona tranquila, con familia y los quiero proteger. (...)