por HUGO TELLECHEA
ROSARIO DE LERMA (Salta). La sentencia de la Corte ha agitado fantasmas y desenmascarado viejos demonios, que viven al filo del orden democrático, simulando y disimulando pertenecer a él, pero royéndolo paso a paso. Lo primero, es constatar el comienzo del fin del reinado de Lorenzetti que, como se ve, ya no puede manejar impunemente a sus pares y, cuyo aparente prestigio, viene barranca abajo.
En el tema del terrorismo recordamos cómo manejó los hilos de una definición aberrante, cuando la Corte incluyó como delito de lesa humanidad a la represión de Estado en los setentas y excluyó alegremente al terrorismo subversivo, interpretando antojadizamente el artículo 7° del Estatuto de Roma, que incluía como tal a ambas acciones. No sólo sirvió para mantener lejos de la cárcel a numerosos terroristas, quedando los mismos impunes judicialmente sino, aún peor, impunes moralmente.
Más de una década de lavado de cerebro político por los medios, ha hecho que varias generaciones olviden la magnitud de lo realizado por la “ Juventud Maravillosa". Pongamos un comparativo: la ETA en España desde 1960 hasta 2011 en que cesó su actividad (51 años) mató a 829 personas.
La "Juventud Maravillosa" de los Firmenich, Verbitsky, Kunkel, Vaca Narvaja, Bonasso, Anguita y un largo etcétera, mató desde 1969 a 1979 (10 años) a 1.029 personas. Esto no es hablar del pasado sino del presente y del futuro. Uno de los actores, las FFAA, tiene a todos los involucrados presos o muertos en la cárcel (de éstos van unos 400), muchos de ellos octogenarios presos, y como instituciones están material y moralmente destruidas.
El terrorismo por el contrario tiene a muchos de sus jefes y responsables no sólo sueltos, sino ocupando importantes cargos periodísticos, políticos, públicos, legislativos, etc... Durante el último gobierno consiguieron a través de un compañero de lucha: Zannini, la redacción y aprobación de toda una legislación totalitaria que rige actualmente. Y por poco no lograron llegar al gobierno con éste.
Siguen operando en la cultura, en los medios, en la pedagocracia educativa, en los gremios ultras pretendiendo reivindicar la misma ideología totalitaria de los setentas, dirigiendo grupos sociales que se armaron manejando el Renar y las fábricas de armas, etc. Resulta comprensible que levanten un griterío en el contexto de una lucha por la “Patria Socialista”, dado que el pequeño gesto misericordioso de la Corte es para ellos un paso atrás en su sed de venganza.
Lo curioso es que cuentan con el apoyo de alguna prensa “biempensante” y juristas asépticos que buscan en el fallo el pelo en el huevo. Pelos que no quisieron ver en la barbaridad jurídica de la Corte con aquella justicia asimétrica, en interminables detenciones sin sentencias, en condiciones de detención inhumanas y en tolerancias inexplicables (por su falta de correspondencia) con sujetos que, con las manos manchadas de sangre e impunes, pontifican sobre derechos humanos.
¿Y la democracia?: bien gracias…”