La Corte Suprema revocó este martes la prisión domiciliaria con la que fuera beneficiado el año pasado el represor Miguel Etchecolatz, condenado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura.
Las resoluciones aplicadas sobre 2 causas fueron firmadas por los jueces Helena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti siguiendo la línea jurisprudencial del precedente “Bergés” (Fallos 339:542). Allí la Corte Suprema remarcó que la decisión relativa a la detención domiciliaria debe ser precedida ineludiblemente por informes del Cuerpo Médico Forense porque su imparcialidad está garantizada por normas específicas. Resaltó también que las conclusiones de estos informes deben poder ser controladas por las partes.
En ambos casos, el Ministerio Público Fiscal recurrió las decisiones que habían concedido la prisión domiciliaria a Etchecolatz por entender que el imputado no se encuentra comprendido en los supuestos previstos por los incisos a, b y c del artículo 32 de la Ley 24.660.
Por su parte, Carlos Rosenkrantz -presidente de la Corte- votó en disidencia en ambas causas por considerar que los recursos de queja presentados son inadmisibles. La posición de Rosenkrantz había sido anticipada por Urgente24 en este artículo.
De esa manera, la Corte confirmó el fallo de la Sala IV de la Cámara de Casación penal que revocó en marzo el beneficio.
Etchecolatz había sido beneficiado con el arresto domiciliario a fines de diciembre de 2017 por el Tribunal Oral Federal N°6, al considerar su avanzada edad (88 años) pero también por su deteriorado estado de salud. Etchecolatz se recluyó en su domicilio en Mar del Plata. Pero tuvo que volver al penal de Ezeiza como consecuencia del fallo de Casación.
Como jefe de Investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura militar, Etchecolatz fue mano derecha del también represor Ramón Camps.
Jefe de centros clandestinos de detención, Etchecolatz fue condenado, entre otros delitos, por el robo de bebés, asesinatos, torturas, secuestros y desapariciones.
Testigo en uno de los juicios fue Jorge Julio López, quien desapareció nuevamente tras prestar su testimonio.